[Crónica] 01x10 Traición. Gloria en la Marca.

- Lo encontré, lo encontré. Es una verdadera maravilla. ¡Que cantidad de volúmenes! ¡Que cantidad de conocimiento alberga esa ala! Nunca, nunca hubiera imaginado las crónicas tan valiosas que custodiamos allí. Nunca, incluso las memorias que escribió Tadem...

- ¡Maldita sea! ¿Siempre voy que tener que aguantar tus divagaciones? Dame la continuación.

- Pero si ni siquiera hemos ojeados aún los tres volúmenes que creemos pueden contener la información. Creo que en este capítulo de aquí Tadem cuenta qué es lo que estaba haciendo Cripza Thuin en el 439...

- ¡YA!

- Lo siento, la emoción me nubló el juicio. En este volumen hemos de encontrar parte de las memorias que escribió Amanda, la hija de Osero, con parte de lo ocurrido. Aquí la tiene.

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Acto I
10:16h. Jueves 21 de abril del 439 de la Era de la Exploración.

Dalkia (Ef3) miraba desde el soportal de la posada del faro del este a una anciana mendigar con un jarrillo de metal. La lluvia intensa que caía aquella mañana de abril no le dejaba escuchar lo que le decía a los transeúntes que pasaban junto a ella a toda prisa intentando no mojarse. Nadie le había hecho caso desde que la miraba. Había salido intentando respirar algo de aire fresco. La posada estaba más llena que de costumbre a esa hora tan temprana, todo el mundo buscaba algo de refugio donde desayunar caliente y Dalkia (Ef3) no soportaba el hedor. Y es que Marvalar era una urbe tan grande como desagradable a sus ojos silvestres. No conseguía quitar de su nariz ese tufo insoportable que reinaba en cualquier sitio donde fuera. "Si no lloviera subiría a los tejados de nuevo. ¿Cómo se llamaban aquellas torres gemelas? Ahora cuando baje Ezzo le pregunto..." Pensaba mientras no dejaba de observar a la desagradable vieja que le producía una punzada demasiado pesada en su alma. Sin pensarlo más cruzó la calle y le dio unas cuantas monedas de cobre, de las pocas que le quedaban, a la mendiga. Y volvió satisfecho al portal de la posada, tan aliviado que tropezó sin quererlo con un soldado que también entraba buscando refugio.

- Cuidado, no estás en el bosque. - Le soltó con media sonrisa burlesca.

- No, eso ya lo he notado. Disculpe. - Dalkia (Ef3) pudo observar, mientras su interlocutor entraba en el salón principal, que no era un soldado aunque iba armado como tal.

El elfo se recostó de nuevo en el picaporte y buscó a la pobre anciana. Ya no estaba, "Seguro que buscaría donde desayunar.", se dijo satisfecho. Unos minutos más tarde la vio regresar al sitio que ocupaba con un odre de vino bajo el brazo que se afanaba en ocultar mientras bebía de él. Alguien le echó el brazo por encima sacándolo de sus pensamientos:

- Buenos días Dalkia. Has madrugado hoy. - Saludó Fregio (L5) con toda la cordialidad de la que hacia uso habitualmente. - ¿Qué haces aquí fuera?

- Comprobar lo podrida que está esta ciudad. - Respondió sombrío frenando las ganas de ir a reprender a la vieja. - No he desayunado aún, estaba esperando a que bajarais.

- Pues lo tenemos difícil para encontrar sitio, esta todo lleno.

- No, allí hay una mesa libre.

Unos instantes más tarde estaban todos reunidos en torno a una mesa, apretados, desayunando. Todos miraban de reojo al clérigo, la noche anterior anunció que iba a retirarse a su templo, que rechazaba aquella vida de violencia sin sentido. Nadie era capaz de sacarle el tema. De entre todos tanto Fregio (L5) como Ezzo(M5) sabían que eso dificultaría todo, sus cualidades curativas y sus habilidades contra seres demoníacos podían llegar a ser indispensables. Pero de peores habían salido ya, así que mejor guardar silencio y esperar a ver cómo se desarrollaban los hechos.

Dalkia (Ef3) se percató de que a pocas mesas de ellos se sentaba el soldado, bueno, el guerrero con el que tropezó tan solo unos instantes antes. Lo examinó con algo más de detenimiento. Le resultaba curioso el sombrero de ala ancha que portaba. No debía ser adulto para la edad humana, era bien parecido y su pelo rubio era como el oro. Se desenvolvía perfectamente en el ambiente, rodeado de lugareños, a los que no trataba de igual, estaba claro que se ganaba la vida con la espada. Unos pasos le hicieron girar la mirada hacia la puerta. Aquellos pasos los conocía demasiado bien.

- Señores, tenemos visita.- anunció señalando con la mirada hacia la puerta donde se encontraba Sernal Osero examinando el interior del salón, buscaba entre las gentes que se apretaban sentados en las mesas de la posada. Vazal (G5) se levantó y le hizo un gesto con el mayor de los decoros. Osero pudo verlos y se digirió hacia ellos. Los pasos marciales resonaban por encima de las conversaciones de clientes. Todo el mundo se volvía tanto para mirarlo como para retirarse de su camino. Pese a su edad aún conservaba un liderazgo que debió ser incuantificable hace unas décadas. Cuando se paró ante ellos un lugareño a su diestra le cedió su asiento alegando que ya se iba.

- Buenos días, señores. Hoy dos asuntos me vuelven a forzar a buscarlos. - Su voz bronca y sonora tensó a los asistentes. - Toma y no pienses que volveré a hacer de mensajero - Tendió un sobre lacrado con el sello de la casa Telemacus, linaje de Loedal II, a Ezzo(M5) que sorprendido por la presteza de la respuesta lo cogió dándole las gracias. Eran pocas líneas y en ellas se disolvían todas sus dudas acerca de Sernal o eso era lo que pretendía el escrito lacrado. - Y el otro asunto, no creo que haga falta ni que os pregunte ¿Verdad? - Dijo clavándoles la mirada uno a uno. Fregio(L5) no pudo resistirlo y habló. Le contó todo lo que sabían.

- ¿Huntoron Moltoo?... ¡Perro bastardo! Lo colgaré yo mismo, le quitaré la vida de una manera que en su último suspiro me agradecerá que le dé fin a su tormento- Faal(C6) intentó tranquilizar a Sernal sin éxito. Tenía una cosa clara, no volvería a permitir el derramamiento de sangre de nadie, culpable o no. Fregio (L5) se estaba poniendo cada vez más nervioso, estaban a la vista de todo el mundo y este viejo encolerizado no paraba de dar el espectáculo.

- Espero que tengáis al bardo a buen recaudo. - Inquirió mirando a Fregio (L5), este le había contando todo aunque saltándose algunas partes algo embarazosas como la muerte del músico por asfixia tras meterlo en un saco de Fistan.

- Por supuesto, de eso no se preocupe ahora. - Cerró Ezzo (M5) - Queremos ir a capturar a Huntoron esta misma mañana, sabemos que vive en la manga Sur del puerto.

- Sí, es donde tiene un palacete, usa la planta baja de almacén para los astilleros que posee a pocas calles de allí. Preparaos y dirigiros al puerto, allí nos veremos en lo que tarde en reunir los refuerzos necesarios para detener por perjurio a ese bastardo. Nos reuniremos donde acaba la calle principal que parte el barrio del puerto.

Mientras el viejo vociferaba, El elfo había notado como el guerrero con el que tropezó no paraba de mirarlos. Hacía rato que había dejado de ser casualidad. En su rostro la curiosidad dio paso a la seriedad y al poco se levantó para dirigirse a toda prisa, no lo engañarían sus mal disimulados movimientos, hacia la puerta principal del salón. Salió raudo. Dalkia (Ef3) le dio un toque al enano para que le cubriera las espaldas. Este al ver el semblante del elfo no hizo preguntas, dejo a los demás desayunando y siguió a Dalkia (Ef3) hasta la calle:

- ¿Qué buscamos? - La lluvia comenzaba a empaparle la barba.

- Un hombre demasiado raro que no paraba de mirarnos... Aquel de allí. - Señaló con disimulo justo en el mismo momento que el guerrero se echaba la capa sobre los hombros para protegerse de la lluvia que no cesaba. El movimiento de la capa dejó al descubierto el coleto del guerrero, que era amarillo y con las mismas filigranas en cuero de quien se encargaba de lanzar octavillas con la caricatura de la reina que había visto tan solo unos días antes a pocas calles de donde se encontraban ahora.

- ¡Es él, Glog, es el mismo!

- ¿Qué diablos dices?

- Es el mismo que tiraba los papeles en el mercado riéndose de la reina y de Loedal III, sígueme.

Ambos lo persiguieron calle tras calle, hasta que su perseguido se encontró con un corchete de vigilantes armados que iban ataviados con el mismo blasón. Les dio instrucciones de que se dirigieran calle arriba, hacia la posada.

- ¿Qué hacemos?

- Volvamos Dalkia. No quiero que le hagan una emboscada a estos sin que estén avisados ¿Cuantos había? ¿Estás seguro que no son de la guardia serena?- Preguntó Glog(E5) que por su estatura no fue capaz de distinguirlo entre la gente.

- He podido contar sobre 8 o 9. Dos se han ido con el guerrero del coleto amarillo. Estoy completamente seguro de que no tienen nada que ver con la guardia urbana.

- Entonces pueden ser mercenarios al servicio de algún patrono. Sí, es mejor que regresemos. Esto no pinta bien.

Acto II
11:04h. Jueves 21 de abril del 439 de la Era de la Exploración.

Alguien aporreó la puerta desvaneciendo la tranquilidad que reinaba en el despacho.

Imagen: Retrato de Huntoron

- Adelante. - Un joven apuesto, entró raudo en la sala, estaba chorreando y su pelo rubio se le pegaba en la cara - Que rápido pierdes el señorío...

- Maese Moltoo, nos han descubierto.

- ¿Qué dices? ¿A quién te refieres? - El comerciante se levantó de su escritorio dejando caer unos pergaminos de contabilidad que sostenía.

 - Esta mañana he ido a comprobar que el bardo estuviera bien, como me ordenó, fui a la dama alegre y me dijeron que ayer se esfumó tras actuar toda la noche para un grupo de mercenarios. Tras hablarme de ellos no me cabía ninguna duda de que eran los mismos que han contratado los Loedal ¡Son los mismos que han matado a las 4 sombras secas!

 - ¡Hijo de mil perras! ¡Ni las mentes! - Huntoron andaba nerviosamente de un extremo a otro de la sala - Valion dame fuerza, Valion dame fuerza...

 - Así que me dirigí donde las... donde ellas nos dijeron que estaban alojados: El Faro del Este. Allí los encontré desayunando pero del bardo nada de nada. Estaba a punto de irme cuando llego él.

 - ¿Quién? - Se dirigió al joven guerrero y lo asió de los hombros.

- Sernal Osero, El viejo que cualquier soldado de Reino Bosque conoce como...

 - ... Sernal Espada Salvaje. Sí, lo conozco. Debe saber que estoy detrás de esto, así que no tardarán en llegar para detenerme. - Soltó los hombros del soldado y en silencio mientras pensaba comenzó a arreglar el atuendo del guerrero encargado de sus tropas de vigilancia. El asunto era grave. De esta no podría salir sin la ayuda de su patrón. Hizo acopio de valentía y con toda tranquilidad dijo - Joven guerrero, siempre me has pedido que te presente a la familia más importante de Marvalar. Hoy es tu oportunidad de que seas reconocido por la familia Cornelidus y no por la recomendación sin valor de un viejo comerciante como yo, sino por ser quien derrotó a Sernal Osero para salvaguardar el buen nombre de su familia. Hoy comenzará tu camino para convertirte en leyenda. Hoy está en tu mano hacerlo realidad. - Notó como sus palabras llegaban al alma del joven, un alma que sin duda perdería si se enfrentaba a ese viejo perro que era Sernal. Apresuradamente escribió una nota pidiendo auxilio a la casa Cornelidus. Tras sellarla con su gran anillo de oro se la entregó a su soldado. - Dos cosas te pido para este día tan glorioso. Haz que llegue esta carta con la máxima premura posible a nuestros patrones y tras esto, gánate el nombre impidiendo que Sernal Osero y sus seguidores entren en este edificio. Yo me encargaré personalmente de que se sepa tu glorioso nombre en cada una de las posadas y corrillos palaciegos de Marvalar si lo consigues con éxito. Corre y que Valion te proteja...

Acto III
11:48h. Jueves 21 de abril del 439 de la Era de la Exploración.

Por suerte, la lluvia había cesado, dando cuartel a los quehaceres diarios de los ciudadanos de Marvalar. Las calles eran un hervidero de actividad frenética, en especial en el barrio del puerto. Grandes mercantes descargaban sus contenidos supervisados de cerca por guardias aduaneros y patronos que vociferaban órdenes por encima de los chasquidos de poleas y contrapesos. Marineros de todas las naciones se afanaban con sus obligaciones, los menos celebraban haber llegado a tierra firme y se disponían a gastar toda su paga en los placeres que pudiera ofrecerles el centro neurálgico de Valion. Ninguna ciudad era tan bella pensaban los que desembarcaban por primera vez y asombrados contemplaban los palacios que coronaban la urbe. Entre todo el gentío un grupo de aventureros se abría paso entre la muchedumbre.

- Allí viene Sernal con unos solados... Pertenecen a la 3a compañía - Observó Vazal (G5) . Sernal no los miró, pasó de largo en dirección sur, inequívocamente hacia la manga sur del puerto. Los aventureros no preguntaron, se apresuraron a seguirlos tras la estela que dejaban a su paso entre la gente los 8 soldados uniformados con armaduras y lanzas. Vazal (G5) estudiaba con admiración al viejo militar liderando la patrulla, al frente. Siempre había sentido devoción por los mandos que demostraban su valía encabezando las líneas ofensivas. Este guerrero debió ser terrible en el esplendor de su vida aunque ahora aun conservaba mucho de lo que había podido ser.

El Mago visirtaní se acercó a Fregio (L5) y lo hizo retrasarse un poco, cuando vio que estaba fuera de la línea de visión de sus compañero le dijo  - Dame tu saco de Fistan, donde guardas el cadáver del bardo. - Fregio (L5) oteó con disimulo para comprobar que nadie los miraba y se la entregó.

Al poco, Sernal paró a la comitiva y se acercó al grupo - Allí al frente. Aquel palacete es donde vamos. A esta hora deben estar a pleno rendimiento en sus almacenes y será difícil cubrir todas las salidas para que Huntoron no escape. Vuestro trabajo será vigilar nuestras espaldas, estos son buenos soldados, los mejores, pero aun contando con vosotros somos pocos contra el servicio de vigilancia privado que tiene contratado habitualmente.

Imagen: Fachada de palacete de Huntoron

El palacete era amplio, tanto que bloqueaba por completo el paso hacia el interior de la manga sur del puerto. Se apoyaba en las propias murallas que rodeaban Marvalar en un extremo y al otro descansaba en dos grandes elevaciones que nacían en las propias aguas del puerto y daban soporte al grueso de la contracción. Sus muros estaban hechos de sillares almohadillados de cinco palmos de ancho por otros tantos de alto y no prometían tener un grosor de menos que eso. Se elevaba a simple vista, unas cinco plantas y no tenia ninguna ventana en su nivel más bajo. Pero no cortaba el paso del camino real que bordeaba el puerto, los dos macizos de su parte frontal le daban paso por sendos arcos de unos tres o cuatro hombres de alto, justo donde se emplazaban dos puestos de guardia que hacían más señorial y segura la puerta principal del palacete. Mientras caminaban hacia una de las entradas más grandes, que daba a los almacenes Sernal le comentó a Vazal (G5) que la entrada principal sólo era usada cuando Huntoron daba alguna de sus sonadas y aristocráticas fiestas. Durante la escueta charla el joven soldado entrevió un extraño brillo en los ojos del anciano.

Sernal golpeó con fuerza el portalón de entrada de los almacenes en la cara norte de la planta baja del palacete de Huntoron. A esa hora debía estar abierto y a pleno rendimiento pero no era así. Huntoron había sido avisado de que iban en su busca sin lugar a dudas.

- ¿Quién Va? - Gritó uno de los dos soldados de la guardia personal de comerciante que salieron al encuentro del grupo desde detrás de la esquina del palacio, justo la más cercana del puerto. - Venimos a detener al perro de tu amo - Anunció Sernal. - Este hombre no ha leído mucho... Pero dudo mucho que ninguno de estos con los que comparto camino lo hayan hecho tampoco... - Pensó Ezzo(M5) .

Los soldados precavidos se acercaron - Tenemos órdenes de no recibir a nadie hoy, así que márchense.

- ¿Ordenes? - Sernal se acercó al que hablaba, todos los soldados que le acompañaban formaron en torno a él en solo dos pasos. - No voy a repetírtelo ¿Dónde esta Hurtonon? - Los dos vigilantes se disponían a desenfundar sus espadas cortas de acero cuando el clérigo intervino presto. - Señores, hagamos un esfuerzo por entendernos sin convertir esto en un baño de sangre. Venimos a custodiar a Maese Huntoron ante las cortes de Marvalar. Si no colaboran serán encarcelados con él. - La pareja se miraba indecisa hasta que Sernal les dio el motivo que marco su decisión. - Ni siquiera pienso manchar mi espada con vuestra sangre ¡Soldados! -  A su orden 8 puntas afiladas y pulidas apuntaban a pocas pulgadas al rostro de los infelices vigilantes. - No sabemos dónde se encuentra el patrón. - Lloriqueo uno de ellos - A nosotros solo nos han ordenado que no dejemos a nadie pasar y que ahuyentemos a cualquier mercader que se pusiera a incordiar en las puertas de los almacenes. Lo sentimos caballeros, lo sentimos... - ¿Como entramos? - Justo al doblar la esquina está el acceso para la vigilancia, bajo cualquiera de los dos arcos hay accesos... Por favor, no queremos problemas. - Esto es lo malo de los mercenarios que te abandonan cuando temen lo más mínimo por su seguridad - Le comentó Sernal a Vazal (G5) . Este asintió y miró con desprecio a los dos vigilantes. - Sigamos pues.

Justo cuando llegaban a la esquina apareció un joven vigilante privado. Era apuesto y el brillo de su pelo rubio rivalizaba con el de su brillante peto metálico. Este al verlos, paró en seco y los miró jovialmente desafiante:

- Sernal Osero, ¿Verdad?.... ¿Escuchas aún, abuelo? - un coro de carcajadas lo acompañaron. Tras él aparecieron no menos de doce hombres con armaduras similares y armados hasta los dientes.

Imagen: Líder de las patrullas de Vigilancia de Huntoron.

Vazal (G5) vio como Sernal cambiaba de actitud. El rostro del viejo perdió 20 años y su mirada hosca se iluminó. Sus hombros y brazos se relajaron cuando desenvaino su espada. Una hermosa pieza sin igual que dejo maravillado al joven militar. Pudo ver una leve sonrisa en el agrio Sernal Osero. Sin lugar a dudas este era el guerrero del que hablaba la leyenda.

Ante de que comenzara una contienda que acabaría en una verdadera carnicería de desenlace incierto se escucharon unas extrañas palabras que resonaron por encima de los gritos de los contendientes. Una gran explosión aturdió a cualquiera que estaba presente en 25 metros a la redonda. Todo fue humo, fuego y silencio tras el estruendo. En5 cuando se estaba preparando para entrar en combate vio como El mago de pelo rojo cerraba los ojos y unas ondas traslucidas comenzaban a tomar forma entorno a su manos que comenzaron a brillar hasta que las extendió y de ellas surgió una pequeña concentración de energía que avanzó a la velocidad de un rayo hasta que impactó en torno a los guardas que acababan de salir al encuentro de Sernal y que ahora yacían doloridos o inconscientes en mitad de la calzada. Sernal se erguía frente al joven guerrero que lo había insultado lleno de gallardía momentos antes, ahora sólo parecía un crío. No mataría a nadie desarmado, como nunca lo había hecho, así que le dio una patada al arma que el joven había perdido con la explosión para ponerla a su alcance.

- Cógela, bellaco, y muere de pie como los hombres. - Sentenció Sernal, que tenía el pelo revuelto y la capa sucia de hollín por la detonación que ni siquiera le había rozado pese a lo cerca que estaba.

- Eso no pasará hoy... - El joven mercenario entendió con el gesto del viejo cuál era su punto débil, no era la primera vez que había visto este tipo de acciones "caballerescas" y de honor. Le hizo gracia que siempre sus protagonistas solían ser guerreros veteranos. - No voy a coger la espada, así que hoy no será mi último día, de hecho me pongo a su disposición para lo que considere pertinente. - No pudo evitar una sonrisa picara fruto del nerviosismo.

- ¡Bastardo! Pues que tu suerte sea sellada. -  Sernal puso su espada en la traquea del joven arrodillado ante él y se dispuso a darle una muerte rápida e indolora pero Faal(C6) lo impidió cogiéndole del brazo.

- Que sea Legis quien decida su suerte. Este hombre al igual que el resto merecen un juicio y la aplicación de la leyes pertinentes, no somos sicarios. Nosotros al menos no lo somos. - Sernal clavó su ojos en los del clérigo, no le faltaban razón a sus palabras. La mirada del viejo se torno oscura y apagada, de nuevo. Sernal miro al guerrero arrodillado y vio que a este le rodeaba un charco de orín, eso le satisfizo.

- Vamos, tenemos trabajo y ya hemos perdido un tiempo precioso - Ordenó Sernal dirigiéndose a donde había salido esta última partida de soldados.

Imagen: Planta Baja. Recorrido y entrada en palacete.

Acto IV
12:28h. Jueves 21 de abril del 439 de la Era de la Exploración.

De entre los vigilantes derrotados uno les confesó que Huntoron se encontraba en su despacho que se emplazaba en la segunda planta del palacete. Sin más dilación subieron a toda prisa por unas escaleras habilitadas para los soldados. Al salir de las escaleras que ascendían desde la planta baja hasta esta segunda se encontraron con un grupo de vigilantes que al verlos empuñaron sus lanzas. Sernal no sólo les amenazó con decapitarlos y dejar sus cuerpos a la intemperie para que los devoraran los cuervos, también desenfundó y ordenó a sus patrullas que los eliminaran sin dejar oportunidad a los vigilantes para que pudieran rendirse. Ante esto el clérigo no pudo más que parar esta locura sin sentido.

Cuando iba a comenzar lo que sin duda sería un baño de sangre y viendo que Sernal no lo impediría Faal(C6) intervino:

- ¡Por la gracia que me ha sido otorgada les ordeno que depongan las armas! ¡La voluntad siempre justa y poderosa de Legis os lo ordena!

- Nadie saldrá hoy herido si podemos evitarlo Maese Sernal – Faal(C6) se volvió hacia Sernal. Este quedó muy sorprendido al comprobar como los vigilantes soltaron sus armas y se negaban a emprender ninguna acción violenta aunque sus vidas corrían un grave peligro.

 - ¿Cómo diablos…?

 - La fe es más poderosa que cualquier espada, señor. – Dijo humildemente el joven clérigo mirando al suelo.

Tras hacerse con la llave que abría la puerta que estos defendían accedieron a la segunda planta del palacete. Reinaba el silencio. Nadie bajó la guardia. Al momento localizaron las instancias de Hurtonon, con él en su interior. Sernal entró despacio, disfrutando de cómo intentaba huir su presa. Enfundó su arma y se degustó viendo al obeso comerciante sudar trepando por encima de su escritorio dejando caer papeles, pagarés y tinteros. Lloriqueando corrió hacia una puerta lateral abierta, que daba acceso a un gran dormitorio con una cama central vestida con finas telas. La rodeaban un sinfín de arcones y armarios al igual que piezas de arte de valor astronómico. Sernal decidió acabar con el asunto al sentir la mirada de reprobación del joven clérigo.

- ¡Apresadle!

Los soldados avanzaron en fila de a dos y cuando entraron en el dormitorio seguidos por Sernal, Huntoron llegó hasta el extremo más oriental de la sala donde abrió una puerta hábilmente disimulada en uno de los contrafuertes de la sala. Con un pie dentro del pasadizo al que daba acceso la puerta puso su mano sobre uno de los candiles sujeto a la pared.

- ¡Una trampa! – gritó Fregio (L5) desde el despacho del comerciante.

 - ¡Quietos! – Ordenó Sernal al escuchar la voz de alarma del hábil buscavidas.

 - ¡No me sigáis o acabaré con vosotros! ¡Yo solo sigo ordenes! ¡No me ahorcareis sin siquiera tener ninguna prueba en mi contra!

- Bastardo, tú solo estas colocándote la soga – Le dijo a media voz Sernal, con las rodillas flexionadas preparado y a la expectativa. Sus soldados no mostraban miedo. Son buenos chicos, pensó el viejo soldado. – Huntoron, no lo hagas más difícil, entrégate o te apresaremos de todas formas.

 - Nunca, ¡Nunca! – El sudoroso comerciante tiró del candil que se postró en un arco de 90 grados. Una multitud de chasquidos pudieron oírse propagándose en el interior de las paredes del dormitorio. Glog (En5) Piepesado entendió la situación al instante: - ¡Al suelo!

Acto V
13:03h. Jueves 21 de abril del 439 de la Era de la Exploración.

Ezzo(M5) se había quedado atrás para poder lanzar su sortilegio que lo volvía invisible. No confiaba tanto en el resto como Dalkia (Ef3) que lo hizo ante la vista de todos los demás mientras se internaban en el palacio por las puertas de acceso habilitadas para las tropas de vigilancia. Subieron por unas escaleras circulares amplias y limpias, construidas con piedra caliza. Ezzo (M5) aprovechó que la avanzadilla no se internó en la primera planta del edificio para hacerlo él. Hacía un rato que le pidió el saco sin fondo a Fregio (L5), se alegró de que fuera él quien portara en el cadáver del bardo porque con una sola mirada entendió perfectamente que tenia un plan para desembarazarse del cuerpo. Buscó entre las salas, todas estaban vacías así que eligió un armario lo bastante amplio como para que cupieran los restos. Cuando abrió el contenedor de retención sintió algo parecido a lastima, cada uno escoge su suerte pero aquel desdichado parecía no haber tenido nunca la más mínima oportunidad. Dispuso el cuerpo, frío y rígido, en el armario y lo cerró. Bonita decoración la de aquel mueble, observó, aunque demasiado burda para su refinado gusto. Salio de allí rápidamente para encontrarse con el resto del equipo. Cuando subía las escaleras circulares escucho como las tropas de vigilancia de Huntoron comenzaban a organizarse en la planta baja. Aceleró la subida en pos de sus compañeros.

Imagen: 1ª planta. Recorrido de Ezzo Bloom.

Llegó a la segunda planta y se sorprendió al ver como todos los vigilantes habían depuesto las armas y esperaban en silencio en la sala. Tras de el escuchaba como subía, a poca distancia tras él un mando vociferando ordenes. Invisible no tuvo dificultad en llegar al extremo donde se situaba una puerta abierta. Sin lugar a dudas por allí encontraría a resto de sus compañeros. Al comenzar a cerrarla tras cruzarla vio como unos cuantos vigilantes llegaron a la sala por las escaleras por donde él había llegado también. Entre ellos el joven mercenario de pelo rubio que había jurado rendirse ante Sernal. Con el rostro encendido pidió explicaciones a los soldados que estaban en la estancia. Estos sólo le dijeron que no derramarían más sangre por dinero. El mercenario no reaccionó como Ezzo(M5) esperaba. El joven de cabello rubio emplazó la punta de su espada en el cuello del soldado que le estaba informando de su renuncia y lo seccionó limpiamente. El atractivo pelo rubio se torno carmesí.

Ezzo(M5) dejó la puerta atrás y escuchó voces al final del pasillo que avanzaba ante él. Al doblar a su izquierda llegó a una gran sala desde donde descendían unas escaleras imperiales finamente trabajadas en mármol y tan magnas que podrían rivalizar con las de cualquier casa consistorial de la zona más rica de Marvalar. En torno a la sala solo una puerta estaba abierta y de allí surgieron los lamentos que se acallaron fugazmente. Eran su compañeros, corrió hacia ellos para prevenirlos de los vigilantes que avanzaban a pocos metros detrás.

- Señores, no fue buena idea dejar sin custodia a los vigilantes vencidos. Se han reorganizado y están a punto de … - Sus compañeros no le prestaban atención, todos miraban al interior de los que parecía un dormitorio, teñido de rojo. Paredes ensangrentadas, lo que debió ser mobiliario ahora se reducía a amasijos de astillas y los soldados que flanqueaban a Sernal, inertes, descuartizados e irreconocibles esparcidos por el lugar. - ¿Ahs rizchi falaá? – Atónito, sin percatarse de que hablaba visirtaní, se acercó a Glog(En5) desvaneciendo su conjuro que le permitía ser translucido. – ¿Glog?...

- Han caído en una trampa, esto no va a ser tan fácil como esperábamos. – Glog (En5) ayudó a Sernal a incorporarse. Estaba en el suelo, Vazal (G5)  tiró de él con todas sus fuerzas agarrando su armadura y lo sacó de la sala en el último momento, consiguiendo que el viejo saliera ileso de la emboscada. Sernal miró un instante a los cuerpos sin vida de sus muchachos para desenvainar la espada y continuar su camino, veloz y decidido a capturar a Hurtonon o a darle muerte, aún no lo había decidido. Todos lo siguieron.


Imagen: 2ª Planta. Encuentro con Huntoron.

- Hurtonon al verse rodeado activó un mecanismo que lanzó una oleada de cuchillas contra los que se encontraban en esta habitación. Funciona con agua, la presión que esta ejerce al libertarla hace que este tipo de mecanismos sean mortíferos, rápidos y casi indetectables. No tenían ninguna posibilidad. Al menos Vazal ha salvado al viejo pero dudo que nadie pueda salvar al comerciante.

El último en introducirse en el pasadizo fue Faal(C6) que hubiera entonado alguna plegaría por los caídos si Vazal(G5) no se lo hubiera impedido.

El palacio de Huntoron escondía en sus pilares maestros y tabiques un complejo entramado de pasadizos que giraban, ascendían y descendían llegando a todas las plantas de la construcción. Los pasadizos eran tan antiguos como el edificio y la humedad con el salitre lo convertían en una trampa. Fregio (L5) flanqueado por Glog (En5) consiguieron convencer a Sernal para que fuera tras de ellos porque no tardó en perderse en tan vasta maraña de pasajes. No tardaron en encontrar la pista del grueso comerciante. En su huida había dejado por el camino bastantes indicios de su paso, desde jirones de su bata enganchados en algunos salientes metálicos de lo que en otros tiempos fueron verjas a una de las delicadas zapatillas hogareñas fabricadas con terciopelo. Descendieron. Tras localizar una trampa similar a la que sesgó la vida de los soldados que fácilmente el explorador desarmó. Al fondo de uno de los pasadizos pudieron ver luz.

Llegaron a una sala donde se almacenaban una gran cantidad de manuscritos, mapas y bitácoras de navegación. Por la distancia que habían bajado Glog (En5) entendió que están en un sótano, quizás bajo el nivel del mar o pudiera ser que al mismo, no estaba seguro. En la pared opuesta de las escaleras de bajada encontraron una verja, oxidada pero aún con la fuerza suficiente para impedir el paso de intrusos. Mientras Fregio (L5) y Glog (En5) examinaban con detenimiento el área buscando trampas el resto registró la sala sin encontrar nada que pudiera implicar a Huntoron en la difamación contra la reina. Sernal en silencio aguardaba tras los aventureros con su espada preparada. Vazal (G5) observaba con la admiración que sólo un veterano puede inspirar en sus compañeros más noveles. Esperaba echado contra una de las paredes, mirando su espada, la misma que le acompañaba desde su batalla en Eltauro. Una fiel compañera que siempre le ayudó a solucionar cualquier problema. Siempre sintió que era más que un simple arma, pero ni él ni ella necesitaban saber más el uno del otro.

- Esto es una trampa, de nuevo se repiten los patrones de atrás. Aunque no consiga localizar que la activa estoy seguro. ¿Verdad, Glog?

- Si, Fregio. Viendo la del dormitorio de esta sabandija el disparador debe estar junto a las escaleras por donde hemos llegado. - Voy a echarle un vistazo…

Al poco, la encontró. El disparador estaba junto a uno de los escritorios principales, una porta-antorchas sujeto a la pared. Con cuidado, Fregio (L5) apoyado en el enano consiguió ajustar firmemente el activador a la pared para evitar que esta pudiera ser activada y se volvieron para abrir la sólida verja oxidada que para su sorpresa estaba abierta. Huntoron en su precipitada huida no paró a cerrar el cerrojo.

Ante ellos se abría un gran espacio que iba más allá de lo que iluminaba la antorcha que portaba Vazal (G5). Grandes cajas perfectamente apiladas en filas de más de tres metros que dejaban pasillos entre si. La mayora protegidas de la humedad del recinto con toldos gruesos. Sin dunda, aquel era un almacén para mercancías de contrabando. Sernal tomó nota, a las acusaciones de difamación y asesinato se le unían la de contrabando, nadie le libraría de la horca, si conseguía evitar su frío acero.

- ¡Alto! ¿Quién va? – Gritaron desde el interior del almacén. Un número indeterminado de bucaneros y marineros de baja estofa aparecieron por un sinfín de pasillos entre los arcones y cajas de mercancías. Todos fuertemente armados. Estaban sobre aviso.

Ezzo(M5) esperó a que los marineros y porteadores convergieran en uno de los pasillos más cercanos. Sintió como el tiempo se paralizaba entorno a él. Comenzó a ordenar a las fuerzas naturales que le rodeaban sintetizando la fuerza primaria necesaria para transformarlas a su antojo. Miles de horas había tardado en conseguir dominar la fuerza arcana, pese a la inclinación natural que había demostrado ya desde su niñez. Sintió el calor en sus manos, las extendió y de ellas surgió una gran bola de energía que dirigió hacia sus enemigos. Esos desaliñados, mal vestidos y sucios sicarios que merecían el peor de los tormentos por intentar oponerse a él, Ezzo (M5) Bloom, uno de los más nobles y notables aristócratas del imperio del Este, de Visirtan.

Todos se protegieron de la explosión que ocurrió ante ellos. Una gran bola de fuego hizo saltar a muchos de los bucaneros por los aires e incendió parte de los toldos que protegían las mercancías. Aun así, todavía quedan muchos viles enemigos que derrotar, estaban lejos de haber solucionado la situación.

- Vazal a mi seña lanza la antorcha lo más cerca de aquellos hombres – Pidió Faal(C6). Todos los que lo escucharon temieron lo peor.

- Faal están muy cerca, vas a herirnos también. ¿Qué vas a hacer?

- ¡Ya! - Vazal (G5) lanzó la antorcha justo donde el clérigo le había pedido. Todos se protegieron esperando lo peor – Poderoso Legis, permítanos con su gracia que consigamos imponer la verdad de tu juicio donde solo reina la oscuridad de las mentes. – Un gran resplandor inundo todas y cada una de las salas que rodeaba el gran almacén. Una luz tan poderosa que consiguió anular a todos los bucaneros y porteadores del lugar permitiendo que el grupo pudieran dirigirse a la caza y captura del comerciante. A su derecha, tras un pasillo se encontraban dos verjas abiertas de par en par. Estaba claro que por allí huyó Huntoron. En el almacén el fuego se extendía y ocupaba mas de la mitad de la estancia principal cuando los aventureros terminaron de cruzarla. El humo comenzaba a convertirse en una amenaza.

Glog (En5), hacha en mano, avanzó hasta la vanguardia situándose junto al ágil Fregio (L5) a la par que este escuchó la macabra melodía que producían los engranajes ocultos en las paredes anunciando que otra de aquellas malditas trampas había sido activada.

Acto VI
13:18h. Jueves 21 de abril del 439 de la Era de la Exploración.

Huntoron nunca antes había suplicado por su vida, en realidad, nunca había tenido que rogar por nada. La posición que le ofrecían sus negocios le proporcionaba un status con los suficientes recursos como para vivir ostentosamente. Además la fortuna familiar de la que había sido único heredero le aseguraba esta suerte.

- Señoras, se me prometió que ni mi vida ni mi nombre serían dañados y ahora debo huir del propio Sernal Osero. – Ante él, cuatro figuras oscuras flanqueaban a la exótica dama que se habían presentado ante él tras la llamada de auxilio enviada. - Siempre he sido un fiel sirviente sin reserva a la Casa y nunca he pedido nada a cambio. – El sabía que eso era una gran mentira. Huntoron Moltoo nunca seria recordado por su altruismo. - … Y es ahora cuando más necesito su auxilio. Vienen tras de mí, esos ruidos que se escuchan son de quien quiere apresarme y colgarme para gozo y disfrute de las viles gentes de Marvalar.

La exótica dama lo escuchaba sin inmutarse. Sobre el velo negro que le ocultaba la mitad inferior de su rostro asomaban dos grandes y negros ojos que lo miraban fijamente.

- ¿Cuántos son? - No menos de seis hombres, coinciden con las descripciones de…

- ¿Qué saben?

- Nada. No pueden relacionarnos con las Casa Cornelidus.

- No vuelvas a pronunciar ese nombre o te costara la vida. ¿Sernal Osero y cinco soldados? – La dama exótica, puso sus delicadas manos sobre las empuñaduras doradas de sus cimitarras ajustadas a sus sensuales caderas.

- Eso intento explicaros, lo acompañan los aventureros con los que sus sombras secas han tenido enfrentamientos.

- Perfecto, por fin tomaremos sus vidas. ¿Con eso estaremos en paz? – La exótica dama preguntó por encima de su hombro dirigiéndose a las siniestras figuras a su lado.

Una de las sombras secas susurró con voz atonal, fría como la desesperanza – Sabes que no. Aunque exijamos sus vidas como pago por las de nuestras hermanas no es a nosotras a quien has ofrecido la tuya como deudora en caso de no acabar con éxito lo que empezamos. – La exótica dama tragó saliva con disimulo. Este movimiento había sido demasiado arriesgado y no iba lo bien que esperaba. Había sido contratada para organizar el ataque que acabaría con la vida de la reina Vigdis. Si lo conseguía tendría el apoyo de una de las familias nobles del reino para aunar y liderar los tres grupos de ladrones de la ciudad más importante de Reino Bosque. Hizo uso de todos sus contactos para encontrar y aliarse con las asesinas más letales y silenciosas de Valión: Las Sombras Secas. Un grupo de místicas elfas que habían sucumbido ante la influencia demoníaca en su ansiosa búsqueda de saber arcano. Fue un medio-hombre, con gran influencia en el 3er circulo del infierno quien le explicó las condiciones tras escuchar su plan de desestabilizar Marvalar. Tendría a su disposición las letales sombras secas, sus sirvientas, sin coste alguno si conseguía su propósito, su plan le gustaba, durante un cuarto de luna. Pero no quedaron ahí las condiciones, si su plan erraba o morían sus sirvientas debería entregarse ella misma para convertirse en una de sus esclavas. Qué lejos veía la posibilidad de fallar hace un mes y que cerca ahora. En este momento se aferraba a que la empresa tuviera éxito y sólo le quedaban dos noches como plazo. Acababa de hablar con quien la contrato para el servicio, uno de los hijos mayores de la casa Cornelidus y este le había asegurado que el plan seguía en pie pero que habían surgido problemas, que debían ser solucionados esa misma mañana. Temían que Huntoron se fuera de la lengua ante la posibilidad de su captura así que era mejor para todos averiguar que había desvelado y eliminarlo si cabía la posibilidad de que los traicionara. Ella no dejaría ningún hilo suelto y menos cuando el seboso comerciante no guardaría lo que sabia en cuanto fuera objeto de los métodos disuasorios empleados en los interrogatorios en las cárceles de Marvalar.

Imagen: Dama exótica.

- ¿Cómo han sabido que eras tú el origen de los rumores?

- No lo sé, no sé nada, solo que me quieren cazar y sois vosotras las que debéis protegerme o diré todo ¡Puedes jurar que lo diré todo, perra!


Acto final
13:34h. Jueves 21 de abril del 439 de la Era de la Exploración.

Fregio (L5) observaba desde las sombras al desconcertante grupo ante él. Hacía unos momentos había sobrevivido a una trampa gracias a la ayuda sin igual de Faal(C6) que restableciendo sus fuerzas y cerrando los cortes evitó que su muerte. Pero su vida nunca fue fácil y por lo que veía no tenía visos de serlo en un futuro cercano. No lo pensó y se esforzó más si cabe en poner sus habilidades al servicio del grupo que una vez más le había salvado de un terrible desenlace. Decidió ir en primer lugar, con sus dotes de explorador no le fue difícil seguir el rastro del comerciante y tras pasar entre las tumbas de una gran cripta escuchó ruidos procedentes de una sala algo más pequeña a continuación de esta. Era una pequeña capilla, la sala que dejaba atrás era un panteón y allí donde se dirigía se celebraban las ceremonias en honor a los miembros de la familia que eran enterrados en grandes sarcófagos de mármol, juntos unos a otros para la eternidad. Solo pensar que estaba rodeado de cadáveres hizo que le erizase el pelo de la nuca. Se agazapó junto a la puerta de entrada de la capilla y vio sus ocupantes. Allí estaban el comerciante, implorando a cinco figuras femeninas, cuatro sombras secas a la retaguardia de una exótica mujer que ocultaba su rostro tras un velo negro. ¿Cuándo he dejado de perseguir bellezas para pelearme con ellas? Se preguntó. Afinó todos sus sentidos y escuchó lo que decía Huntoron:

- … sois vosotras las que deben protegerme o ¡Puedes jurar que lo diré todo perra!

- ¿Perra? Aquí se acaba tu triste vida. – Anunció la dama del velo.

- ¡No! ¡Deteneos o pegareís caro el daño que le hagáis al comerciante! – Fregio (L5) salió de las sombras con el arco preparado y rezando por la cobertura que debía darle el resto del equipo. La ayuda no llegó a tiempo. Lejos de acobardarse ante su bravuconada una de las sombras secas invocó conjuro apareciendo una nube de oscuridad que los envolvió completamente sacándolas del tiro del ladrón. De ella surgieron hasta cuatro proyectiles que impactaron de lleno en el delgado y frágil cuerpo del arquero haciéndolo caer a tres metros a sus espaldas contra uno de las tumbas de mármol. Perdió el conocimiento viendo salir a las Sombras secas de la oscuridad ante él mientras el resto del equipo llegaba por su izquierda.

La lucha comenzó. Sernal retrasado, la edad le robaba su otrora agilidad cuando de un salto cruzaba ríos, vio como llegaban los guerreros a la escena intentando proteger la vida de aquel inconsciente personaje llamado Fregio (L5). Nunca hubiera apostado por ver en ese despreciable personaje de los bajos fondos el más mínimo rastro de valentía. Estaba equivocado.

Ezzo(M5), seguido de Dalkia (Ef3) y Vazal (G5) tomaron posiciones donde el ángulo les permitía usar sus arcos y conjuros. El Mago estaba deseoso de poner en práctica un hechizo recién comprado y que no terminaba de dominar con la fuerza que estaba seguro podría tener, viendo los resultados de la última vez que lo usó. Extendió su mano mientras corría buscando parapeto tras un féretro marmóreo y notó como su rojizo pelo se encrespaba. De su brazo surgió un rayo relampagueante que iluminó toda la instancia y que impactó en una de las sombras secas más cercanas al inmóvil ladrón. Se asombró al ver como su víctima se estrellaba contra una pared y caía inerte. Dalkia (Ef3) estaba ante el objeto que lo había traído desde Esmeril, hoy por fin se hallaba ante las cuatro sombras secas que quedaban con vida. Hoy tendría su deseada venganza. Concentró toda su furia, indigna de un elfo, en sus manos y la materializó en proyectiles mágicos que lanzó con su arco impactando una y otra vez contra sus odiadas enemigas dándole cobertura a Glog (En5) que intentaba poner a salvo al compañero caído mientras acudía en su auxilio Faal (C6), cuando el enano consideró al caído protegido corrió en dirección del Mago al ver que una de las sombras secas se dirigía hacia él con las armas preparadas. Y llegó a tiempo, aunque sólo fuera para espantarla. La velocidad de las sombras secas era sorprendente, era imposible entablar un cuerpo a cuerpo si ellas no lo deseaban. El enano sobre una tumba, delante del mago rugió los insultos más despectivos hacia la mujer que se torno invisible. La frustración del enano no era natural. E incluso Ezzo(M5) dió un paso atrás precavido.

Poco necesitaron los aventureros para acabar con la mayoría de las sombras secas para desilsión de Sernal que cuando llegó queda bien poco para él. No quería morir en una cama, no quería morir de viejo, deseaba con todas sus fuerzas encontrar al contrario que por fin le venciera y por fin poder descansar con todos los honores de un devoto seguidor del camino de la espada. Cuando llegó un fogonazo le dejó ciego un instante, poco a poco pudo ver a una sombra seca entrando a través de un desgarro de la realidad que brillaba. Esta argucia era digna de algunos magos, seguro. En breve las dos sombras secas supervivientes saltaron por esta abertura arrastrando con ellas a una dama con un velo que le tapaba parte del rostro. El desconcierto reinó a sus anchas. El portal quedó abierto y Dalkia (Ef5) frustrado se acercó para ver al otro lado como una multitud de seres consumidos arrastraban hacia una fortaleza a la dama exótica mientras gritaba que aún le quedaba tiempo, o algo así. También justo frente a él erguidas y desafiantes se encontraban las dos sombras secas.

- Volveremos a vernos, tenéis mi palabra. – Con la velocidad del rayo extrajo una flecha de su carcaj, apuntó con el arco y disparó. La fuerza ejercida por el cambio de plano desvió su tiro haciendo que pasase entre las dos. Acto seguido una de las sombras secas desconjuró el portal haciendo que la instancia volviera a la oscuridad habitual de la cripta rota por varias antorchas que daban la suficiente luz como para ver al fondo de la capilla, justo a los pies de unas escaleras que conducían al altar, el cuerpo sin vida del comerciante. Un corte profundo y certero le abría el cuello. Tras registrarlo sólo encontraron una nota que venía a confirmar que Huntoron era un pobre diablo encargado de realizar el trabajo sucio.

- ¿Me permiten caballeros? – Faal(C6) tras sanar de nuevo a Fregio(L5) y a quien pudo necesitarlo pidió permiso para acercarse al cuerpo sin vida, se agachó y rogó al oído del cadáver. – Legis te ayude a encontrar descanso por considerarte victima de fuerzas más poderosas a las que obedeces – Su cuerpo lo rodeó unos jirones oscuros que absorbían toda la luz acompañados de un olor pestilente – Sólo te instó a que me respondas antes de conseguir el descanso eterno. Legis te juzgará, ofréceme ayuda y equilibra la balanza a tu favor con ello.

El silencio que reinaba en la capilla se rompió por un lamento que aparecía y se desvanecía, de la nada una figura translucida se materializó sobre el cuerpo sin vida del comerciante. - ¿Qué necesitáis saber? – Dijo sin el menor atisbo de sentimiento.

- ¿Fuiste tú quien difamaba a la reina y a Loedal III?

- Sí.

- ¿Por qué?

- Me lo ordenaron.

- ¿Quién? - Todo el mundo contuvo la respiración y tras unos instantes que fueron eternos el espíritu contestó.

- Los Cornelidus.

Una de las casas más importantes de Marvalar atentando contra la reina, nadie lo hubiera creído si no fuera un espectro quien lo hubiese dicho. Se miraban unos a otros sin saber qué les desconcertaba más la presencia espectral o saber que se hallaban ante una más que posible guerra interna por el trono.

No les fue difícil hallar la salida por una cavidad conectada con las alcantarillas que los llevó al exterior. Cuando por fin salieron a una de las calles cercanas al puerto pudieron comprobar que el palacete estaba siendo devorado por las llamas y que estas comenzaban a extenderse por los edificios aledaños.

Imagen: Recorrido del sótano oculto del palacete de Huntoron.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . .

- Dame el siguiente volumen.

- Aquí esta señor pero...

- ¿Cómo? ¿En que endiablado idioma esta escrito esto?

- Creemos que está escrito en Vetusto.

- Valion nos asista... ¿Cómo son guardados esos tomos en esta abadía sin saberlo?

- Esperamos poder descifrarlos en breve. Nadie ha conseguido traducir esos símbolos arcanos desde hace más de 150 años.

-  Pues disponéis de 5 Días para ello... Y por cierto cronista, devuélvame la llave de la cripta del tercer bastión.

José Valverde. Rolero #OSR adicto al #tecnorol. Dungeoneo a tope con Miguelako, mi hijo, siempre que sacamos un rato.

6 comentarios:

  1. Como siempre, sublime. Muy bueno el punto de vista de Huntoron, pues cuando llegamos el perro ya estaba atrincherado dentro de su palacio y no supimos de él hasta su muerte.

    Y las descripciones lo mejor, en su justa medida para no cansar al lector. Me esforzaré más para elevar la épica en la próxima partida

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    1. Hombre es que no me mola que no os enteréis de lo que pasaba detrás que estaba muy molón.

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  2. Por cierto Kitaro es Juanmilla Valverrrrr

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  3. Me está gustando la historia. La riqueza que has aportado con las familias de la ciudad, la organización de la ciudad, la presencia más normal de lo que parece de mercenarios, la aparición de un grupo maléfico directamente relacionado con los demonios... las trampas en el palacio. Está muy bien.

    Una duda, las conversaciones ¿son verdaderas, creadas durante la sesión?

    Lo he leído en epub y me parece una muy buena idea. Sigo leyendo...

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    1. Las conversaciones en las crónicas no son literales pero si muy fieles a los diálogos que tuvimos en la mesa.

      Y lo del epub no lo hice más pq no recibí ningún feedback y entonces lo deseche pensando que no tenia ninguna utilidad XDXDXD

      Muchas gracias por los comentarios, de algunas cosas no me he dado cuenta hasta que me lo has dicho.

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