- Lo encontré, lo encontré. Es una
verdadera maravilla. ¡Que cantidad de volúmenes! ¡Que cantidad
de conocimiento alberga esa ala! Nunca, nunca hubiera imaginado las
crónicas tan valiosas que custodiamos allí. Nunca, incluso las
memorias que escribió Tadem...
- ¡Maldita sea!
¿Siempre voy que tener que aguantar tus divagaciones? Dame la
continuación.
- Pero si ni siquiera hemos ojeados aún los tres
volúmenes que creemos pueden contener la información. Creo que en
este capítulo de aquí Tadem cuenta qué es lo que estaba
haciendo Cripza Thuin en el 439...
- ¡YA!
- Lo siento,
la emoción me nubló el juicio. En este volumen hemos de encontrar
parte de las memorias que escribió Amanda, la hija de Osero,
con parte de lo ocurrido. Aquí la tiene.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Acto I
10:16h. Jueves 21 de abril
del 439 de la Era de la Exploración.
Dalkia (Ef3) miraba desde el soportal
de la posada del faro del este a una anciana mendigar con un jarrillo
de metal. La lluvia intensa que caía aquella mañana de abril no le
dejaba escuchar lo que le decía a los transeúntes que pasaban junto
a ella a toda prisa intentando no mojarse. Nadie le había hecho caso
desde que la miraba. Había salido intentando respirar algo de aire
fresco. La posada estaba más llena que de costumbre a esa hora tan
temprana, todo el mundo buscaba algo de refugio donde desayunar
caliente y Dalkia (Ef3) no soportaba el hedor. Y es que Marvalar era
una urbe tan grande como desagradable a sus ojos silvestres. No
conseguía quitar de su nariz ese tufo insoportable que reinaba en
cualquier sitio donde fuera. "Si no lloviera subiría a los
tejados de nuevo. ¿Cómo se llamaban aquellas torres gemelas? Ahora
cuando baje Ezzo le pregunto..." Pensaba mientras no dejaba de
observar a la desagradable vieja que le producía una punzada
demasiado pesada en su alma. Sin pensarlo más cruzó la calle y le
dio unas cuantas monedas de cobre, de las pocas que le quedaban, a la
mendiga. Y volvió satisfecho al portal de la posada, tan aliviado que
tropezó sin quererlo con un soldado que también entraba buscando
refugio.
- Cuidado, no estás en el bosque. - Le
soltó con media sonrisa burlesca.
- No, eso ya lo he notado.
Disculpe. - Dalkia (Ef3) pudo observar, mientras su interlocutor
entraba en el salón principal, que no era un soldado aunque iba
armado como tal.
El elfo se recostó de nuevo en el
picaporte y buscó a la pobre anciana. Ya no estaba, "Seguro que
buscaría donde desayunar.", se dijo
satisfecho. Unos minutos más tarde la vio regresar al sitio que
ocupaba con un odre de vino bajo el brazo que se afanaba en ocultar
mientras bebía de él. Alguien le echó el brazo por encima sacándolo
de sus pensamientos:
- Buenos días Dalkia. Has
madrugado hoy. - Saludó Fregio (L5) con toda la cordialidad de la que
hacia uso habitualmente. - ¿Qué haces aquí fuera?
- Comprobar
lo podrida que está esta ciudad. - Respondió sombrío frenando las
ganas de ir a reprender a la vieja. - No he desayunado aún, estaba
esperando a que bajarais.
- Pues lo tenemos difícil para
encontrar sitio, esta todo lleno.
- No, allí hay una mesa libre.
Unos instantes más tarde estaban
todos reunidos en torno a una mesa, apretados, desayunando. Todos
miraban de reojo al clérigo, la noche anterior anunció que iba a
retirarse a su templo, que rechazaba aquella vida de violencia sin
sentido. Nadie era capaz de sacarle el tema. De entre todos tanto
Fregio (L5) como Ezzo(M5) sabían que eso dificultaría todo, sus
cualidades curativas y sus habilidades contra seres demoníacos
podían llegar a ser indispensables. Pero de peores habían salido
ya, así que mejor guardar silencio y esperar a ver cómo se
desarrollaban los hechos.
Dalkia (Ef3) se percató de que a pocas
mesas de ellos se sentaba el soldado, bueno, el guerrero con el que
tropezó tan solo unos instantes antes. Lo examinó con algo más de
detenimiento. Le resultaba curioso el sombrero de ala ancha que
portaba. No debía ser adulto para la edad humana, era bien parecido
y su pelo rubio era como el oro. Se desenvolvía perfectamente en el
ambiente, rodeado de lugareños, a los que no trataba de igual,
estaba claro que se ganaba la vida con la espada. Unos pasos le
hicieron girar la mirada hacia la puerta. Aquellos pasos los conocía
demasiado bien.
- Señores, tenemos visita.-
anunció señalando con la mirada hacia la puerta donde se encontraba
Sernal Osero examinando el interior del salón, buscaba entre las gentes
que se apretaban sentados en las mesas de la posada. Vazal (G5) se
levantó y le hizo un gesto con el mayor de los decoros. Osero pudo
verlos y se digirió hacia ellos. Los pasos marciales resonaban por
encima de las conversaciones de clientes. Todo el mundo se volvía
tanto para mirarlo como para retirarse de su camino. Pese a su edad aún
conservaba un liderazgo que debió ser incuantificable hace unas
décadas. Cuando se paró ante ellos un lugareño a su diestra le
cedió su asiento alegando que ya se iba.
- Buenos días, señores.
Hoy dos asuntos me vuelven a forzar a buscarlos. - Su voz bronca y
sonora tensó a los asistentes. - Toma y no pienses que volveré a
hacer de mensajero - Tendió un sobre lacrado con el sello de la casa
Telemacus, linaje de Loedal II, a Ezzo(M5) que sorprendido por la
presteza de la respuesta lo cogió dándole las gracias. Eran pocas
líneas y en ellas se disolvían todas sus dudas acerca de Sernal o
eso era lo que pretendía el escrito lacrado. - Y el otro asunto, no
creo que haga falta ni que os pregunte ¿Verdad? - Dijo clavándoles
la mirada uno a uno. Fregio(L5) no pudo resistirlo y habló. Le contó
todo lo que sabían.
- ¿Huntoron Moltoo?... ¡Perro bastardo! Lo
colgaré yo mismo, le quitaré la vida de una manera que en su último
suspiro me agradecerá que le dé fin a su tormento- Faal(C6) intentó
tranquilizar a Sernal sin éxito. Tenía una cosa clara, no volvería
a permitir el derramamiento de sangre de nadie, culpable o no. Fregio
(L5) se estaba poniendo cada vez más nervioso, estaban a la vista de
todo el mundo y este viejo encolerizado no paraba de dar el
espectáculo.
- Espero que tengáis al bardo a buen recaudo. -
Inquirió mirando a Fregio (L5), este le había contando todo
aunque saltándose algunas partes algo embarazosas como la muerte del músico
por asfixia tras meterlo en un saco de Fistan.
- Por supuesto, de
eso no se preocupe ahora. - Cerró Ezzo (M5) - Queremos ir a capturar
a Huntoron esta misma mañana, sabemos que vive en la manga Sur del
puerto.
- Sí, es donde tiene un palacete, usa la planta baja de
almacén para los astilleros que posee a pocas calles de allí.
Preparaos y dirigiros al puerto, allí nos veremos en lo que tarde
en reunir los refuerzos necesarios para detener por perjurio a ese
bastardo. Nos reuniremos donde acaba la calle principal que parte el
barrio del puerto.
Mientras el viejo vociferaba, El elfo
había notado como el guerrero con el que tropezó no paraba de
mirarlos. Hacía rato que había dejado de ser casualidad. En su
rostro la curiosidad dio paso a la seriedad y al poco se levantó
para dirigirse a toda prisa, no lo engañarían sus mal disimulados
movimientos, hacia la puerta principal del salón. Salió raudo.
Dalkia (Ef3) le dio un toque al enano para que le cubriera las
espaldas. Este al ver el semblante del elfo no hizo preguntas, dejo a
los demás desayunando y siguió a Dalkia (Ef3) hasta la calle:
- ¿Qué buscamos? - La lluvia
comenzaba a empaparle la barba.
- Un hombre demasiado raro que no
paraba de mirarnos... Aquel de allí. - Señaló con disimulo justo
en el mismo momento que el guerrero se echaba la capa sobre los
hombros para protegerse de la lluvia que no cesaba. El movimiento de
la capa dejó al descubierto el coleto del guerrero, que era amarillo
y con las mismas filigranas en cuero de quien se encargaba de lanzar
octavillas con la caricatura de la reina que había visto tan solo
unos días antes a pocas calles de donde se encontraban ahora.
-
¡Es él, Glog, es el mismo!
- ¿Qué diablos dices?
- Es el
mismo que tiraba los papeles en el mercado riéndose de la reina y de
Loedal III, sígueme.
Ambos lo persiguieron calle tras
calle, hasta que su perseguido se encontró con un corchete de
vigilantes armados que iban ataviados con el mismo blasón. Les dio
instrucciones de que se dirigieran calle arriba, hacia la posada.
- ¿Qué hacemos?
- Volvamos
Dalkia. No quiero que le hagan una emboscada a estos sin que estén
avisados ¿Cuantos había? ¿Estás seguro que no son de la guardia
serena?- Preguntó Glog(E5) que por su estatura no fue capaz de
distinguirlo entre la gente.
- He podido contar sobre 8 o 9. Dos
se han ido con el guerrero del coleto amarillo. Estoy completamente
seguro de que no tienen nada que ver con la guardia urbana.
-
Entonces pueden ser mercenarios al servicio de algún patrono. Sí, es
mejor que regresemos. Esto no pinta bien.
Acto II
11:04h. Jueves 21 de abril
del 439 de la Era de la Exploración.
Alguien aporreó la puerta
desvaneciendo la tranquilidad que reinaba en el despacho.
Imagen: Retrato de Huntoron
- Adelante. - Un joven apuesto,
entró raudo en la sala, estaba chorreando y su pelo rubio se le
pegaba en la cara - Que rápido pierdes el señorío...
- Maese Moltoo, nos han descubierto.
- ¿Qué dices? ¿A quién te refieres?
- El comerciante se levantó de su escritorio dejando caer unos
pergaminos de contabilidad que sostenía.
- Esta mañana he ido a comprobar que
el bardo estuviera bien, como me ordenó, fui a la dama alegre y me
dijeron que ayer se esfumó tras actuar toda la noche para un grupo
de mercenarios. Tras hablarme de ellos no me cabía ninguna duda de
que eran los mismos que han contratado los Loedal ¡Son los mismos que
han matado a las 4 sombras secas!
- ¡Hijo de mil perras! ¡Ni las
mentes! - Huntoron andaba nerviosamente de un extremo a otro de la
sala - Valion dame fuerza, Valion dame fuerza...
- Así que me dirigí donde las...
donde ellas nos dijeron que estaban alojados: El Faro del Este. Allí
los encontré desayunando pero del bardo nada de nada. Estaba a punto
de irme cuando llego él.
- ¿Quién? - Se dirigió al joven
guerrero y lo asió de los hombros.
- Sernal Osero, El viejo que cualquier
soldado de Reino Bosque conoce como...
- ... Sernal Espada Salvaje. Sí, lo
conozco. Debe saber que estoy detrás de esto, así que no tardarán
en llegar para detenerme. - Soltó los hombros del soldado y en
silencio mientras pensaba comenzó a arreglar el atuendo del guerrero
encargado de sus tropas de vigilancia. El asunto era grave. De esta
no podría salir sin la ayuda de su patrón. Hizo acopio de
valentía y con toda tranquilidad dijo - Joven guerrero, siempre me
has pedido que te presente a la familia más importante de Marvalar.
Hoy es tu oportunidad de que seas reconocido por la familia Cornelidus y no por la
recomendación sin valor de un viejo comerciante como yo, sino por
ser quien derrotó a Sernal Osero para salvaguardar el buen nombre de su familia. Hoy comenzará tu camino para convertirte en leyenda. Hoy
está en tu mano hacerlo realidad. - Notó como sus palabras llegaban
al alma del joven, un alma que sin duda perdería si se enfrentaba a
ese viejo perro que era Sernal. Apresuradamente escribió una nota
pidiendo auxilio a la casa Cornelidus.
Tras sellarla con su gran anillo de oro se la entregó a su soldado.
- Dos cosas te pido para este día tan glorioso. Haz que llegue esta
carta con la máxima premura posible a nuestros patrones y tras esto,
gánate el nombre impidiendo que Sernal Osero y sus seguidores entren
en este edificio. Yo me encargaré personalmente de que se sepa tu
glorioso nombre en cada una de las posadas y corrillos palaciegos de
Marvalar si lo consigues con éxito. Corre y que Valion te proteja...
Acto III
11:48h. Jueves 21 de abril
del 439 de la Era de la Exploración.
Por suerte, la lluvia había cesado,
dando cuartel a los quehaceres diarios de los ciudadanos de Marvalar.
Las calles eran un hervidero de actividad frenética, en especial en
el barrio del puerto. Grandes mercantes descargaban sus contenidos
supervisados de cerca por guardias aduaneros y patronos que
vociferaban órdenes por encima de los chasquidos de poleas y
contrapesos. Marineros de todas las naciones se afanaban con sus
obligaciones, los menos celebraban haber llegado a tierra firme y se
disponían a gastar toda su paga en los placeres que pudiera
ofrecerles el centro neurálgico de Valion. Ninguna ciudad era tan
bella pensaban los que desembarcaban por primera vez y asombrados contemplaban los palacios que coronaban la urbe. Entre todo el gentío
un grupo de aventureros se abría paso entre la muchedumbre.
- Allí viene Sernal con unos
solados... Pertenecen a la 3a compañía - Observó Vazal (G5) .
Sernal no los miró, pasó de largo en dirección sur, inequívocamente
hacia la manga sur del puerto. Los aventureros no preguntaron, se
apresuraron a seguirlos tras la estela que dejaban a su paso entre la
gente los 8 soldados uniformados con armaduras y lanzas. Vazal (G5)
estudiaba con admiración al viejo militar liderando la patrulla, al
frente. Siempre había sentido devoción por los
mandos que demostraban su valía encabezando las líneas ofensivas.
Este guerrero debió ser terrible en el esplendor de su vida aunque
ahora aun conservaba mucho de lo que había podido ser.
El Mago visirtaní se acercó a Fregio
(L5) y lo hizo retrasarse un poco, cuando vio que estaba fuera de la
línea de visión de sus compañero le dijo - Dame tu saco de
Fistan, donde guardas el cadáver del bardo. - Fregio (L5) oteó con
disimulo para comprobar que nadie los miraba y se la entregó.
Al poco, Sernal paró a la comitiva y
se acercó al grupo - Allí al frente. Aquel palacete es donde vamos.
A esta hora deben estar a pleno rendimiento en sus almacenes y será
difícil cubrir todas las salidas para que Huntoron no escape.
Vuestro trabajo será vigilar nuestras espaldas, estos son buenos
soldados, los mejores, pero aun contando con vosotros somos pocos
contra el servicio de vigilancia privado que tiene contratado
habitualmente.
Imagen: Fachada de palacete de Huntoron
El palacete era amplio, tanto que
bloqueaba por completo el paso hacia el interior de la manga sur del
puerto. Se apoyaba en las propias murallas que rodeaban Marvalar en
un extremo y al otro descansaba en dos grandes elevaciones que nacían
en las propias aguas del puerto y daban soporte al grueso de la
contracción. Sus muros estaban hechos de sillares almohadillados de cinco palmos de ancho por otros tantos de alto y no prometían tener un
grosor de menos que eso. Se elevaba a simple vista, unas cinco
plantas y no tenia ninguna ventana en su nivel más bajo. Pero no
cortaba el paso del camino real que bordeaba el puerto, los dos
macizos de su parte frontal le daban paso por sendos arcos de unos tres o cuatro hombres de alto, justo donde se emplazaban dos puestos de guardia
que hacían más señorial y segura la puerta principal del palacete.
Mientras caminaban hacia una de las entradas más grandes, que daba a
los almacenes Sernal le comentó a Vazal (G5) que la entrada
principal sólo era usada cuando Huntoron daba alguna de sus sonadas y
aristocráticas fiestas. Durante la escueta charla el joven soldado
entrevió un extraño brillo en los ojos del anciano.
Sernal golpeó con fuerza el portalón
de entrada de los almacenes en la cara norte de la planta baja del
palacete de Huntoron. A esa hora debía estar abierto y a pleno
rendimiento pero no era así. Huntoron había sido avisado de que
iban en su busca sin lugar a dudas.
- ¿Quién Va? - Gritó uno de los
dos soldados de la guardia personal de comerciante que salieron al
encuentro del grupo desde detrás de la esquina del palacio, justo la
más cercana del puerto.
- Venimos a detener al perro de tu amo
- Anunció Sernal.
- Este hombre no ha leído mucho...
Pero dudo mucho que ninguno de estos con los que comparto camino lo
hayan hecho tampoco... - Pensó Ezzo(M5) .
Los soldados precavidos se
acercaron - Tenemos órdenes de no recibir a nadie hoy, así que
márchense.
- ¿Ordenes? - Sernal se acercó al
que hablaba, todos los soldados que le acompañaban formaron en torno
a él en solo dos pasos. - No voy a repetírtelo ¿Dónde esta
Hurtonon? - Los dos vigilantes se disponían a desenfundar sus
espadas cortas de acero cuando el clérigo intervino presto.
- Señores, hagamos un esfuerzo por
entendernos sin convertir esto en un baño de sangre. Venimos a
custodiar a Maese Huntoron ante las cortes de Marvalar. Si no
colaboran serán encarcelados con él. - La pareja se miraba indecisa
hasta que Sernal les dio el motivo que marco su decisión.
- Ni siquiera pienso manchar mi espada
con vuestra sangre ¡Soldados! - A su orden 8 puntas afiladas y
pulidas apuntaban a pocas pulgadas al rostro de los infelices
vigilantes.
- No sabemos dónde se encuentra el
patrón. - Lloriqueo uno de ellos - A nosotros solo nos han ordenado
que no dejemos a nadie pasar y que ahuyentemos a cualquier mercader
que se pusiera a incordiar en las puertas de los almacenes. Lo
sentimos caballeros, lo sentimos...
- ¿Como entramos?
- Justo al doblar la esquina está el
acceso para la vigilancia, bajo cualquiera de los dos arcos hay
accesos... Por favor, no queremos problemas.
- Esto es lo malo de los mercenarios
que te abandonan cuando temen lo más mínimo por su seguridad - Le
comentó Sernal a Vazal (G5) . Este asintió y miró con desprecio a
los dos vigilantes. - Sigamos pues.
Justo cuando llegaban a la esquina
apareció un joven vigilante privado. Era apuesto y el brillo de su
pelo rubio rivalizaba con el de su brillante peto metálico. Este al
verlos, paró en seco y los miró jovialmente desafiante:
- Sernal Osero, ¿Verdad?....
¿Escuchas aún, abuelo? - un coro de carcajadas lo acompañaron. Tras
él aparecieron no menos de doce hombres con armaduras similares y
armados hasta los dientes.
Imagen: Líder de las patrullas de Vigilancia de Huntoron.
Vazal (G5) vio como Sernal cambiaba de
actitud. El rostro del viejo perdió 20 años y su mirada hosca se
iluminó. Sus hombros y brazos se relajaron cuando desenvaino su
espada. Una hermosa pieza sin igual que dejo maravillado al joven
militar. Pudo ver una leve sonrisa en el agrio Sernal Osero. Sin
lugar a dudas este era el guerrero del que hablaba la leyenda.
Ante de que comenzara una contienda que
acabaría en una verdadera carnicería de desenlace incierto se
escucharon unas extrañas palabras que resonaron por encima de los
gritos de los contendientes. Una gran explosión aturdió a
cualquiera que estaba presente en 25 metros a la redonda. Todo fue
humo, fuego y silencio tras el estruendo. En5 cuando se estaba
preparando para entrar en combate vio como El mago de pelo rojo
cerraba los ojos y unas ondas traslucidas comenzaban a tomar forma
entorno a su manos que comenzaron a brillar hasta que las extendió y
de ellas surgió una pequeña concentración de energía que avanzó
a la velocidad de un rayo hasta que impactó en torno a los guardas que
acababan de salir al encuentro de Sernal y que ahora yacían
doloridos o inconscientes en mitad de la calzada. Sernal se erguía
frente al joven guerrero que lo había insultado lleno de gallardía
momentos antes, ahora sólo parecía un crío. No mataría a nadie
desarmado, como nunca lo había hecho, así que le dio una patada al
arma que el joven había perdido con la explosión para ponerla a su
alcance.
- Cógela, bellaco, y muere de pie
como los hombres. - Sentenció Sernal, que tenía el pelo revuelto y
la capa sucia de hollín por la detonación que ni siquiera le había
rozado pese a lo cerca que estaba.
- Eso no pasará hoy... - El joven
mercenario entendió con el gesto del viejo cuál era su punto débil,
no era la primera vez que había visto este tipo de acciones
"caballerescas" y de honor. Le hizo gracia que siempre sus
protagonistas solían ser guerreros veteranos. - No voy a coger la
espada, así que hoy no será mi último día, de hecho me pongo a su
disposición para lo que considere pertinente. - No pudo evitar una
sonrisa picara fruto del nerviosismo.
- ¡Bastardo! Pues que tu suerte sea
sellada. - Sernal puso su espada en la traquea del joven
arrodillado ante él y se dispuso a darle una muerte rápida e
indolora pero Faal(C6) lo impidió cogiéndole del brazo.
- Que sea Legis quien decida su suerte. Este hombre al igual que el resto merecen un juicio y la aplicación
de la leyes pertinentes, no somos sicarios. Nosotros al menos no lo
somos. - Sernal clavó su ojos en los del clérigo, no le faltaban
razón a sus palabras. La mirada del viejo se torno oscura y apagada,
de nuevo. Sernal miro al guerrero arrodillado y vio que a este le
rodeaba un charco de orín, eso le satisfizo.
- Vamos, tenemos trabajo y ya hemos
perdido un tiempo precioso - Ordenó Sernal dirigiéndose a donde
había salido esta última partida de soldados.
Imagen: Planta Baja. Recorrido y entrada en palacete.
Acto IV
12:28h. Jueves 21 de abril
del 439 de la Era de la Exploración.
De entre los vigilantes derrotados uno les
confesó que Huntoron se encontraba en su despacho que se emplazaba en la
segunda planta del palacete. Sin más dilación subieron a toda prisa por
unas escaleras habilitadas para los soldados. Al salir de las escaleras
que
ascendían desde la planta baja hasta esta segunda se
encontraron con un grupo de vigilantes que al verlos empuñaron sus
lanzas. Sernal no sólo les amenazó con decapitarlos y dejar sus
cuerpos a la intemperie para que los devoraran los cuervos, también
desenfundó y ordenó a sus patrullas que los eliminaran sin dejar
oportunidad a los vigilantes para que pudieran rendirse. Ante esto el
clérigo no pudo más que parar esta locura sin sentido.
Cuando iba a comenzar lo que sin duda
sería un baño de sangre y viendo que Sernal no lo impediría
Faal(C6) intervino:
- ¡Por la gracia que me ha sido
otorgada les ordeno que depongan las armas! ¡La voluntad siempre
justa y poderosa de Legis os lo ordena!
- Nadie saldrá hoy herido si podemos
evitarlo Maese Sernal – Faal(C6) se volvió hacia Sernal.
Este quedó muy sorprendido al comprobar como los vigilantes
soltaron sus armas y se negaban a emprender ninguna acción violenta
aunque sus vidas corrían un grave peligro.
- ¿Cómo diablos…?
- La fe es más poderosa que cualquier
espada, señor. – Dijo humildemente el joven clérigo mirando al
suelo.
Tras hacerse con la llave que abría la
puerta que estos defendían accedieron a la segunda planta del
palacete. Reinaba el silencio. Nadie bajó la guardia. Al momento
localizaron las instancias de Hurtonon, con él en su interior.
Sernal entró despacio, disfrutando de cómo intentaba huir su presa.
Enfundó su arma y se degustó viendo al obeso comerciante sudar
trepando por encima de su escritorio dejando caer papeles, pagarés y
tinteros. Lloriqueando
corrió hacia una puerta lateral abierta, que daba acceso a un gran dormitorio con
una cama central vestida con finas telas. La rodeaban un sinfín de arcones y
armarios al igual que piezas de arte de valor astronómico. Sernal decidió acabar con
el asunto al sentir la mirada de reprobación del joven clérigo.
- ¡Apresadle!
Los soldados avanzaron en fila de a
dos y cuando entraron en el dormitorio seguidos por Sernal, Huntoron
llegó hasta el extremo más oriental de la sala donde abrió una
puerta hábilmente disimulada en uno de los contrafuertes de la sala.
Con un pie dentro del pasadizo al que daba acceso la puerta puso su
mano sobre uno de los candiles sujeto a la pared.
- ¡Una trampa! – gritó Fregio (L5)
desde el despacho del comerciante.
- ¡Quietos! – Ordenó Sernal al
escuchar la voz de alarma del hábil buscavidas.
- ¡No me sigáis o acabaré con
vosotros! ¡Yo solo sigo ordenes! ¡No me ahorcareis sin siquiera
tener ninguna prueba en mi contra!
- Bastardo, tú solo estas colocándote la
soga – Le dijo a media voz Sernal, con las rodillas flexionadas
preparado y a la expectativa. Sus soldados no mostraban miedo. Son
buenos chicos, pensó el viejo soldado. – Huntoron, no lo hagas más
difícil, entrégate o te apresaremos de todas formas.
- Nunca, ¡Nunca! – El sudoroso
comerciante tiró del candil que se postró en un arco de 90 grados.
Una multitud de chasquidos pudieron oírse propagándose en el
interior de las paredes del dormitorio. Glog (En5) Piepesado entendió
la situación al instante: - ¡Al suelo!
Acto V
13:03h. Jueves 21 de abril
del 439 de la Era de la Exploración.
Ezzo(M5) se había quedado atrás
para poder lanzar su sortilegio que lo volvía invisible. No confiaba
tanto en el resto como Dalkia (Ef3) que lo hizo ante la vista
de todos los demás mientras se internaban en el palacio por las
puertas de acceso habilitadas para las tropas de vigilancia. Subieron
por unas escaleras circulares amplias y limpias, construidas con
piedra caliza. Ezzo (M5) aprovechó que la avanzadilla no se
internó en la primera planta del edificio para hacerlo él. Hacía un
rato que le pidió el saco sin fondo a Fregio (L5), se alegró de
que fuera él quien portara en el cadáver del bardo porque con una sola
mirada entendió perfectamente que tenia un plan para desembarazarse
del cuerpo. Buscó entre las salas, todas estaban vacías así que
eligió un armario lo bastante amplio como para que cupieran los
restos. Cuando abrió el contenedor de retención sintió algo
parecido a lastima, cada uno escoge su suerte pero aquel desdichado
parecía no haber tenido nunca la más mínima oportunidad. Dispuso
el cuerpo, frío y rígido, en el armario y lo cerró. Bonita
decoración la de aquel mueble, observó, aunque demasiado burda para
su refinado gusto. Salio de allí rápidamente para
encontrarse con el resto del equipo. Cuando subía las escaleras
circulares escucho como las tropas de vigilancia de Huntoron
comenzaban a organizarse en la planta baja. Aceleró la subida en pos de sus compañeros.
Imagen: 1ª planta. Recorrido de Ezzo Bloom.
Llegó a la segunda
planta y se sorprendió al ver como todos los vigilantes habían
depuesto las armas y esperaban en silencio en la sala. Tras de el
escuchaba como subía, a poca distancia tras él un mando
vociferando ordenes. Invisible no tuvo dificultad en llegar al
extremo donde se situaba una puerta abierta. Sin lugar a dudas por
allí encontraría a resto de sus compañeros. Al comenzar a cerrarla
tras cruzarla vio como unos cuantos vigilantes llegaron a la sala por
las escaleras por donde él había llegado también. Entre ellos el
joven mercenario de pelo rubio que había jurado rendirse ante
Sernal. Con el rostro encendido pidió explicaciones a los soldados que
estaban en la estancia. Estos sólo le dijeron que no derramarían
más sangre por dinero. El mercenario no reaccionó como Ezzo(M5)
esperaba. El joven de cabello rubio emplazó la punta de su espada en
el cuello del soldado que le estaba informando de su renuncia y lo
seccionó limpiamente. El atractivo pelo rubio se torno carmesí.
Ezzo(M5) dejó la puerta atrás y
escuchó voces al final del pasillo que avanzaba ante él. Al doblar a
su izquierda llegó a una gran sala desde donde descendían unas
escaleras imperiales finamente trabajadas en mármol y tan magnas que
podrían rivalizar con las de cualquier casa consistorial de la zona
más rica de Marvalar. En torno a la sala solo una puerta estaba
abierta y de allí surgieron los lamentos que se acallaron
fugazmente. Eran su compañeros, corrió hacia ellos para prevenirlos
de los vigilantes que avanzaban a pocos metros detrás.
- Señores, no fue buena idea dejar sin
custodia a los vigilantes vencidos. Se han reorganizado y están a
punto de … - Sus compañeros no le prestaban atención, todos
miraban al interior de los que parecía un dormitorio, teñido de
rojo. Paredes ensangrentadas, lo que debió ser mobiliario ahora se
reducía a amasijos de astillas y los soldados que flanqueaban a
Sernal, inertes, descuartizados e irreconocibles esparcidos por el
lugar. - ¿Ahs rizchi falaá? – Atónito, sin percatarse de que
hablaba visirtaní, se acercó a Glog(En5) desvaneciendo su conjuro
que le permitía ser translucido. – ¿Glog?...
- Han caído en una trampa, esto no va
a ser tan fácil como esperábamos. – Glog (En5) ayudó a Sernal a
incorporarse. Estaba en el suelo, Vazal (G5) tiró de él con todas sus fuerzas agarrando su armadura y
lo sacó de la sala en el último momento,
consiguiendo que el viejo saliera ileso de la emboscada. Sernal miró
un instante a los cuerpos sin vida de sus muchachos para desenvainar
la espada y continuar su camino, veloz y decidido a capturar a
Hurtonon o a darle muerte, aún no lo había decidido. Todos lo
siguieron.
Imagen: 2ª Planta. Encuentro con Huntoron.
- Hurtonon al verse rodeado activó un
mecanismo que lanzó una oleada de cuchillas contra los que se
encontraban en esta habitación. Funciona con agua, la presión que
esta ejerce al libertarla hace que este tipo de mecanismos sean
mortíferos, rápidos y casi indetectables. No tenían ninguna
posibilidad. Al menos Vazal ha salvado al viejo pero dudo que nadie
pueda salvar al comerciante.
El último en introducirse en el
pasadizo fue Faal(C6) que hubiera entonado alguna plegaría por los
caídos si Vazal(G5) no se lo hubiera impedido.
El palacio de Huntoron escondía en sus
pilares maestros y tabiques un complejo entramado de pasadizos que
giraban, ascendían y descendían llegando a todas las plantas de la
construcción. Los pasadizos eran tan antiguos como el edificio y la
humedad con el salitre lo convertían en una trampa. Fregio (L5)
flanqueado por Glog (En5) consiguieron convencer a Sernal para que
fuera tras de ellos porque no tardó en perderse en tan vasta maraña
de pasajes. No tardaron en encontrar la pista del grueso comerciante.
En su huida había dejado por el camino bastantes indicios de su
paso, desde jirones de su bata enganchados en algunos salientes
metálicos de lo que en otros tiempos fueron verjas a una de las
delicadas zapatillas hogareñas fabricadas con terciopelo.
Descendieron. Tras localizar una trampa similar a la que sesgó la
vida de los soldados que fácilmente el explorador desarmó. Al fondo
de uno de los pasadizos pudieron ver luz.
Llegaron a una sala donde se
almacenaban una gran cantidad de manuscritos, mapas y bitácoras de
navegación. Por la distancia que habían bajado Glog (En5) entendió
que están en un sótano, quizás bajo el nivel del mar o pudiera ser
que al mismo, no estaba seguro. En la pared opuesta de las escaleras
de bajada encontraron una verja, oxidada pero aún con la fuerza
suficiente para impedir el paso de intrusos. Mientras Fregio (L5) y
Glog (En5) examinaban con detenimiento el área buscando trampas el
resto registró la sala sin encontrar nada que pudiera implicar a
Huntoron en la difamación contra la reina. Sernal en silencio
aguardaba tras los aventureros con su espada preparada. Vazal (G5)
observaba con la admiración que sólo un veterano puede inspirar en
sus compañeros más noveles. Esperaba echado contra una de las
paredes, mirando su espada, la misma que le acompañaba desde su
batalla en Eltauro. Una fiel compañera que siempre le ayudó a
solucionar cualquier problema. Siempre sintió que era más que un
simple arma, pero ni él ni ella necesitaban saber más el uno del
otro.
- Esto es una trampa, de nuevo se
repiten los patrones de atrás. Aunque no consiga localizar que la
activa estoy seguro. ¿Verdad, Glog?
- Si, Fregio. Viendo la del
dormitorio de esta sabandija el disparador debe estar junto a las
escaleras por donde hemos llegado.
- Voy a echarle un vistazo…
Al poco, la encontró. El
disparador estaba junto a uno de los escritorios principales, una
porta-antorchas sujeto a la pared.
Con cuidado, Fregio (L5) apoyado en el
enano consiguió ajustar firmemente el activador a la pared para
evitar que esta pudiera ser activada y se volvieron para abrir la
sólida verja oxidada que para su sorpresa estaba abierta. Huntoron
en su precipitada huida no paró a cerrar el cerrojo.
Ante ellos se abría un gran espacio
que iba más allá de lo que iluminaba la antorcha que portaba Vazal
(G5). Grandes cajas perfectamente apiladas en filas de más de tres
metros que dejaban pasillos entre si. La mayora protegidas de la
humedad del recinto con toldos gruesos. Sin dunda, aquel era un
almacén para mercancías de contrabando. Sernal tomó nota, a las
acusaciones de difamación y asesinato se le unían la de
contrabando, nadie le libraría de la horca, si conseguía evitar su
frío acero.
- ¡Alto! ¿Quién va? – Gritaron
desde el interior del almacén. Un número indeterminado de bucaneros
y marineros de baja estofa aparecieron por un sinfín de pasillos
entre los arcones y cajas de mercancías. Todos fuertemente armados.
Estaban sobre aviso.
Ezzo(M5) esperó a que los marineros y
porteadores convergieran en uno de los pasillos más cercanos. Sintió
como el tiempo se paralizaba entorno a él. Comenzó a ordenar a las
fuerzas naturales que le rodeaban sintetizando la fuerza primaria
necesaria para transformarlas a su antojo. Miles de horas había
tardado en conseguir dominar la fuerza arcana, pese a la inclinación
natural que había demostrado ya desde su niñez. Sintió el calor en
sus manos, las extendió y de ellas surgió una gran bola de energía
que dirigió hacia sus enemigos. Esos desaliñados, mal vestidos y
sucios sicarios que merecían el peor de los tormentos por intentar
oponerse a él, Ezzo (M5) Bloom, uno de los más nobles y notables
aristócratas del imperio del Este, de Visirtan.
Todos se protegieron de la explosión
que ocurrió ante ellos. Una gran bola de fuego hizo saltar a muchos
de los bucaneros por los aires e incendió parte de los toldos que
protegían las mercancías. Aun así, todavía quedan muchos viles
enemigos que derrotar, estaban lejos de haber solucionado la
situación.
- Vazal a mi seña lanza la antorcha lo
más cerca de aquellos hombres – Pidió Faal(C6). Todos los que lo
escucharon temieron lo peor.
- Faal están muy cerca, vas a
herirnos también. ¿Qué vas a hacer?
- ¡Ya! - Vazal (G5) lanzó
la antorcha justo donde el clérigo le había pedido. Todos se
protegieron esperando lo peor – Poderoso Legis, permítanos con su
gracia que consigamos imponer la verdad de tu juicio donde solo reina
la oscuridad de las mentes. – Un gran resplandor inundo todas y
cada una de las salas que rodeaba el gran almacén. Una luz tan
poderosa que consiguió anular a todos los bucaneros y porteadores
del lugar permitiendo que el grupo pudieran dirigirse a la caza y
captura del comerciante. A su derecha, tras un pasillo se encontraban
dos verjas abiertas de par en par. Estaba claro que por allí huyó
Huntoron. En el almacén el fuego se extendía y ocupaba mas de la
mitad de la estancia principal cuando los aventureros terminaron de
cruzarla. El humo comenzaba a convertirse en una amenaza.
Glog (En5), hacha en mano, avanzó
hasta la vanguardia situándose junto al ágil Fregio (L5) a la par
que este escuchó la macabra melodía que producían los engranajes
ocultos en las paredes anunciando que otra de aquellas malditas
trampas había sido activada.
Acto VI
13:18h. Jueves 21 de abril
del 439 de la Era de la Exploración.
Huntoron nunca antes había suplicado
por su vida, en realidad, nunca había tenido que rogar por nada. La
posición que le ofrecían sus negocios le proporcionaba un status
con los suficientes recursos como para vivir ostentosamente. Además
la fortuna familiar de la que había sido único heredero le
aseguraba esta suerte.
- Señoras, se me prometió que ni mi
vida ni mi nombre serían dañados y ahora debo huir del propio
Sernal Osero. – Ante él, cuatro figuras oscuras flanqueaban a la
exótica dama que se habían presentado ante él tras la llamada de
auxilio enviada. - Siempre he sido un fiel sirviente sin reserva a
la Casa y nunca he pedido nada a cambio. – El sabía que eso era
una gran mentira. Huntoron Moltoo nunca seria recordado por su
altruismo. - … Y es ahora cuando más necesito su auxilio. Vienen
tras de mí, esos ruidos que se escuchan son de quien quiere apresarme
y colgarme para gozo y disfrute de las viles gentes de Marvalar.
La exótica dama lo escuchaba sin
inmutarse. Sobre el velo negro que le ocultaba la mitad inferior de
su rostro asomaban dos grandes y negros ojos que lo miraban
fijamente.
- ¿Cuántos son?
- No menos de seis hombres, coinciden con
las descripciones de…
- ¿Qué saben?
- Nada. No pueden
relacionarnos con las Casa Cornelidus.
-
No vuelvas a pronunciar ese nombre o te costara la vida. ¿Sernal
Osero y cinco soldados? – La dama exótica, puso sus delicadas manos
sobre las empuñaduras doradas de sus cimitarras ajustadas a sus
sensuales caderas.
- Eso intento explicaros, lo acompañan los
aventureros con los que sus sombras secas han tenido
enfrentamientos.
- Perfecto, por fin tomaremos sus vidas. ¿Con
eso estaremos en paz? – La exótica dama preguntó por encima de su
hombro dirigiéndose a las siniestras figuras a su lado.
Una de las sombras secas susurró con
voz atonal, fría como la desesperanza – Sabes que no. Aunque
exijamos sus vidas como pago por las de nuestras hermanas no es a nosotras a
quien has ofrecido la tuya como deudora en caso de no acabar con éxito lo que
empezamos. – La exótica dama tragó saliva con
disimulo. Este movimiento había sido demasiado arriesgado y no iba
lo bien que esperaba. Había sido contratada para organizar el ataque
que acabaría con la vida de la reina Vigdis. Si lo
conseguía tendría el apoyo de una de las familias nobles del reino para aunar y
liderar los tres grupos de ladrones de la ciudad más importante de Reino
Bosque. Hizo uso de todos sus contactos para encontrar y
aliarse con las asesinas más letales y silenciosas de Valión: Las
Sombras Secas. Un grupo de místicas elfas que habían sucumbido ante
la influencia demoníaca en su ansiosa búsqueda de saber arcano.
Fue un medio-hombre, con gran influencia en el 3er circulo del
infierno quien le explicó las condiciones tras escuchar su plan de
desestabilizar Marvalar. Tendría a su disposición las letales
sombras secas, sus sirvientas, sin coste alguno si conseguía su
propósito, su plan le gustaba, durante un cuarto de luna. Pero no
quedaron ahí las condiciones, si su plan erraba o morían sus
sirvientas debería entregarse ella misma para convertirse en una de
sus esclavas. Qué lejos veía la posibilidad de fallar hace un mes y
que cerca ahora. En este
momento se aferraba a que la empresa tuviera éxito y sólo le quedaban dos
noches como plazo. Acababa de
hablar con quien la contrato para el servicio, uno de los hijos
mayores de la casa Cornelidus
y este le había asegurado que el plan seguía en pie pero que habían
surgido problemas, que debían ser solucionados esa misma mañana.
Temían que Huntoron se fuera de la lengua ante la posibilidad de su
captura así que era mejor para todos averiguar que había desvelado
y eliminarlo si cabía la posibilidad de que los traicionara. Ella no
dejaría ningún hilo suelto y menos cuando el seboso comerciante no
guardaría lo que sabia en cuanto fuera objeto de los métodos
disuasorios empleados en los interrogatorios en las cárceles de
Marvalar.
Imagen: Dama exótica.
- ¿Cómo han sabido que eras tú el
origen de los rumores?
- No lo sé,
no sé nada, solo que me quieren cazar y sois vosotras las que debéis protegerme
o diré todo ¡Puedes jurar que lo diré todo, perra!
Acto final
13:34h. Jueves 21 de abril
del 439 de la Era de la Exploración.
Fregio (L5) observaba desde las sombras
al desconcertante grupo ante él. Hacía unos momentos había
sobrevivido a una trampa gracias a la ayuda sin igual de Faal(C6)
que restableciendo sus fuerzas y cerrando los cortes evitó que su
muerte. Pero su vida nunca fue fácil y por lo que veía no tenía
visos de serlo en un futuro cercano. No lo pensó y se esforzó más
si cabe en poner sus habilidades al servicio del grupo que una vez
más le había salvado de un terrible desenlace. Decidió ir en
primer lugar, con sus dotes de explorador no le fue difícil seguir
el rastro del comerciante y tras pasar entre las tumbas de una gran
cripta escuchó ruidos procedentes de una sala algo más pequeña a
continuación de esta. Era una pequeña capilla, la sala que dejaba
atrás era un panteón y allí donde se dirigía se celebraban las
ceremonias en honor a los miembros de la familia que eran enterrados
en grandes sarcófagos de mármol, juntos unos a otros para la
eternidad. Solo pensar que estaba rodeado de cadáveres hizo
que le erizase el pelo de la nuca. Se agazapó junto a la puerta de entrada
de la capilla y vio sus ocupantes. Allí estaban el comerciante,
implorando a cinco figuras femeninas, cuatro sombras secas a la retaguardia de
una exótica mujer que ocultaba su rostro tras un velo negro. ¿Cuándo
he dejado de perseguir bellezas para pelearme con ellas? Se preguntó.
Afinó todos sus sentidos y escuchó lo que decía Huntoron:
- … sois vosotras las que deben
protegerme o ¡Puedes jurar que lo diré todo perra!
-
¿Perra? Aquí se acaba tu triste vida. – Anunció la dama del velo.
- ¡No! ¡Deteneos o pegareís caro el
daño que le hagáis al comerciante! – Fregio (L5) salió de las
sombras con el arco preparado y rezando por la cobertura que debía
darle el resto del equipo. La ayuda no llegó a tiempo. Lejos de
acobardarse ante su bravuconada una de las sombras secas invocó
conjuro apareciendo una nube de oscuridad que los envolvió
completamente sacándolas del tiro del ladrón. De ella surgieron
hasta cuatro proyectiles que impactaron de lleno en el delgado y frágil
cuerpo del arquero haciéndolo caer a tres metros a sus espaldas contra
uno de las tumbas de mármol. Perdió el conocimiento viendo salir a
las Sombras secas de la oscuridad ante él mientras el resto del
equipo llegaba por su izquierda.
La lucha comenzó. Sernal
retrasado, la edad le robaba su otrora agilidad cuando de un salto
cruzaba ríos, vio como llegaban los guerreros a la escena intentando
proteger la vida de aquel inconsciente personaje llamado Fregio (L5). Nunca
hubiera apostado por ver en ese despreciable personaje de los bajos
fondos el más mínimo rastro de valentía. Estaba equivocado.
Ezzo(M5), seguido de Dalkia (Ef3)
y Vazal (G5) tomaron posiciones donde el ángulo les permitía usar
sus arcos y conjuros. El Mago estaba deseoso de poner en práctica un
hechizo recién comprado y que no terminaba de dominar con la fuerza
que estaba seguro podría tener, viendo los resultados de la última
vez que lo usó. Extendió su mano mientras corría buscando parapeto
tras un féretro marmóreo y notó como su rojizo pelo se encrespaba.
De su brazo surgió un rayo relampagueante que iluminó toda la
instancia y que impactó en una de las sombras secas más cercanas al
inmóvil ladrón. Se asombró al ver como su víctima se estrellaba
contra una pared y caía inerte. Dalkia (Ef3) estaba ante el objeto
que lo había traído desde Esmeril, hoy por fin se hallaba ante las cuatro sombras secas que quedaban con vida. Hoy tendría su deseada
venganza. Concentró toda su furia, indigna de un elfo, en sus manos y
la materializó en proyectiles mágicos que lanzó con su arco
impactando una y otra vez contra sus odiadas enemigas dándole
cobertura a Glog (En5) que intentaba poner a salvo al compañero
caído mientras acudía en su auxilio Faal (C6), cuando el enano
consideró al caído protegido corrió en dirección del Mago al ver
que una de las sombras secas se dirigía hacia él con las armas
preparadas. Y llegó a tiempo, aunque sólo fuera para espantarla. La
velocidad de las sombras secas era sorprendente, era imposible
entablar un cuerpo a cuerpo si ellas no lo deseaban. El enano sobre
una tumba, delante del mago rugió los insultos más despectivos
hacia la mujer que se torno invisible. La frustración del enano no
era natural. E incluso Ezzo(M5) dió un paso atrás precavido.
Poco necesitaron los aventureros para
acabar con la mayoría de las sombras secas para desilsión de Sernal
que cuando llegó queda bien poco para él. No quería morir en una
cama, no quería morir de viejo, deseaba con todas sus fuerzas
encontrar al contrario que por fin le venciera y por fin poder
descansar con todos los honores de un devoto seguidor del camino de
la espada. Cuando llegó un fogonazo le dejó ciego un instante, poco
a poco pudo ver a una sombra seca entrando a través de un desgarro de
la realidad que brillaba. Esta argucia era digna de algunos magos,
seguro. En breve las dos sombras secas supervivientes saltaron por
esta abertura arrastrando con ellas a una dama con un velo que le
tapaba parte del rostro. El desconcierto reinó a sus anchas. El
portal quedó abierto y Dalkia (Ef5) frustrado se acercó para ver al
otro lado como una multitud de seres consumidos arrastraban hacia una
fortaleza a la dama exótica mientras gritaba que aún le quedaba
tiempo, o algo así. También justo frente a él erguidas y
desafiantes se encontraban las dos sombras secas.
- Volveremos a vernos, tenéis mi
palabra. – Con la velocidad del rayo extrajo una flecha de su
carcaj, apuntó con el arco y disparó. La fuerza ejercida por el
cambio de plano desvió su tiro haciendo que pasase entre las dos.
Acto seguido una de las sombras secas desconjuró el portal haciendo
que la instancia volviera a la oscuridad habitual de la cripta rota
por varias antorchas que daban la suficiente luz como para ver al
fondo de la capilla, justo a los pies de unas escaleras que conducían
al altar, el cuerpo sin vida del comerciante. Un corte profundo y
certero le abría el cuello. Tras registrarlo sólo encontraron una
nota que venía a confirmar que Huntoron era un pobre diablo encargado
de realizar el trabajo sucio.
- ¿Me permiten caballeros? –
Faal(C6) tras sanar de nuevo a Fregio(L5) y a quien pudo necesitarlo
pidió permiso para acercarse al cuerpo sin vida, se agachó y rogó
al oído del cadáver. – Legis te ayude a encontrar descanso por
considerarte victima de fuerzas más poderosas a las que obedeces –
Su cuerpo lo rodeó unos jirones oscuros que absorbían toda la luz
acompañados de un olor pestilente – Sólo te instó a que me
respondas antes de conseguir el descanso eterno. Legis te juzgará,
ofréceme ayuda y equilibra la balanza a tu favor con ello.
El silencio que reinaba en la capilla
se rompió por un lamento que aparecía y se desvanecía, de la nada
una figura translucida se materializó sobre el cuerpo sin vida del
comerciante. - ¿Qué necesitáis saber? – Dijo sin el menor atisbo
de sentimiento.
- ¿Fuiste tú quien difamaba a la reina
y a Loedal III?
- Sí.
- ¿Por qué?
- Me lo ordenaron.
- ¿Quién? - Todo el mundo contuvo la
respiración y tras unos instantes que fueron eternos el espíritu
contestó.
- Los Cornelidus.
Una de las casas más importantes de
Marvalar atentando contra la reina, nadie
lo hubiera creído si no fuera un espectro quien lo hubiese dicho. Se miraban unos a otros sin
saber qué les desconcertaba más la presencia espectral o saber que
se hallaban ante una más que posible guerra interna por el trono.
No les fue difícil hallar la salida
por una cavidad conectada con las alcantarillas que los llevó al
exterior. Cuando por fin salieron a una de las calles cercanas al
puerto pudieron comprobar que el palacete estaba siendo devorado por
las llamas y que estas comenzaban a extenderse por los edificios
aledaños.
Imagen: Recorrido del sótano oculto del palacete de Huntoron.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . .
- Dame el siguiente volumen.
- Aquí esta señor pero...
- ¿Cómo? ¿En que endiablado idioma esta escrito esto?
- Creemos que está escrito en Vetusto.
- Valion nos asista... ¿Cómo son guardados esos tomos en esta abadía sin saberlo?
- Esperamos poder descifrarlos en breve. Nadie ha conseguido traducir esos símbolos arcanos desde hace más de 150 años.
- Pues disponéis de 5 Días para ello... Y por cierto cronista, devuélvame la llave de la cripta del tercer bastión.
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